Todo hablante de castellano es consciente de la magia de la lengua española, tan rica en diminutivos, tan reacia a préstamos de otras lenguas y tan quisquillosa con los registros, los tiempos y el aspecto verbal. En un discurso o en una conversación en español no somos muchas veces conscientes de este “algo” que hace al español ser lo que es: una lengua complicadamente sencilla y, al mismo tiempo, apasionante y casi imposible. Estos aspectos suponen problemas de traducción a otras...