Todo hablante de castellano es consciente de la magia de la lengua española, tan rica en diminutivos, tan reacia a préstamos de otras lenguas y tan quisquillosa con los registros, los tiempos y el aspecto verbal. En un discurso o en una conversación en español no somos muchas veces conscientes de este “algo” que hace al español ser lo que es: una lengua complicadamente sencilla y, al mismo tiempo, apasionante y casi imposible. Estos aspectos suponen problemas de traducción a otras lenguas, ¿pero cuál es su papel cuando traducimos al español?
Todo buen traductor ha de tener en cuenta siempre que traduzca que hay giros, diminutivos “cariñosos” y aspectos verbales que deben estar en todo texto español bueno… ¿Pero cómo hacerse eco de ellos, si no están en el original?
Mi consejo es aquí huir de la literalidad. Una buena cosa puede ser tener a mano una lista en español de palabras y giros frecuentes e intentar introducirlos siempre a posteriori en los textos. Ya que nunca estarán en la lengua de origen, sí que debemos esforzarnos para que estén en la lengua de destino.
Encontrar dónde es un reto que solo un traductor es capaz de asumir. Simplemente por eso se me hace difícil recomendar traductores online gratis, y menos aún si es para traducir del alemán al español.
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